Carpóforo hasta 8 de largo, con forma globosa de pequeña patata o tubérculo terrestre. Semi-hipogea, crece bajo tierra y asoma someramente. Peridio liso, que pronto se vuelve pardo amarillento, presentando numerosos cordones miceliales más oscuros, que se juntan y aprietan en la base. Gleba de color amarillo muy pálido, virando a oliva, con abundantes nervaduras blancas. Enrojece al corte. Al final se licúa, despidiendo un fuerte olor a ajo. Esporas elipsoidales, lisas, hialinas.

El R. LUTEOLUS, criadilla que también frecuenta pinares, no enrojece al corte ni al roce, tiene color más amarillento, mejor calidad gastronómica. TERFEZIA ARENARIA, gleba blanca-rosa, no esponjosa, tabiques divisorios de color más claro.

Micorriza en pinares y coníferas, casi siempre sobre terrenos arenosos y frescos. Nace hipogea pero según crece, va emergiendo.

Sobre todo Otoño, aunque puede verse todo el año.

Textura insípida y algo desagradable. En Castilla-León ha sido costumbre consumirla de muy joven, como mediocre sustituto de la trufa. Era típico el plato de arroz con pollo y criadillas, que se daba a los obreros agrícolas, en época de poda, a modo de comida fría.

Foto: J. Jiménez. amanitacesarea.com